Es raro el día en que no recibo un correo basura informándome de que me invitan a dar una conferencia en un lugar donde no pinto nada, a escribir para una revista que no existe, o ya puestos que he ganado un premio, una herencia en Nigeria, una cita con Scarlett Johansson… ya sabéis de qué va el rollo. Lo de esta vez ha sido más raro que un perro verde.
Todo comenzó en algún momento de la semana pasada. Abro el buzón y me encuentro con un email de la Caja Rural en el que me dan la enhorabuena por ganar el premio “Universidad de Granada – Caja Rural”. ¡Qué guay! Me alegré mucho durante un microsegundo, y luego me di cuenta que en ningún momento me decían en qué consistía el premio, ni tampoco detalles como por qué me lo han dado. Eso sí, me piden copia del DNI, un número de cuenta, etc, etc; todo en un email sin firma, sin logotipo ni nada. Mi sentido arácnido se activó en la variante “correo timo” y lo borré.
Justo por esos días los de Informática nos avisaron de que había una oleada de spam haciéndose pasar por la Caja Rural, el típico esquema de phishing para conseguir tus claves. Yo no tengo cuenta allí, de modo que estaban ampliando los ataques al personal universitario en general. Estuve por avisarles y enviarles copia del correo, pero al final no lo hice. ¡Ojalá lo hubiera hecho!
Porque esta misma mañana me llegó otro correo del mismo estilo, aunque con más información (direcciones, número de teléfono, todo fácilmente copiable). Que no hemos tenido noticias suyas, que si es que no quiero el premio, que debo contestar hoy sí y sí, ah, y que tengo que vestirme de guapo para la entrega de premios. Claro, guapi, ahora mismo voy. Clic y a la basura.
Esta misma tarde insisten en lo mismo. Pero un momento, hay algo nuevo: en lugar de la Caja Rural, ahora están haciéndose pasar por una empleada de la Universidad. “Le adjunto carta del presidente del Jurado que ha fallado los premios Universidad de Granada – Caja Rural, edición 2018”. En efecto, PDF al canto con logo, firma, nombres y apellidos; y para que no decaiga la fiesta, la supuesta empleada universitaria tiene nombre sueco y apellidos españoles. ¡Sólo faltaba una foto en ropa interior!
Pero me da por escarbar un poco, y resulta que la persona que me lo envía existe y trabaja realmente en la Universidad. Vale, esto suena más serio. Pero sigo sin fiarme. ¿Quién da un premio a alguien y ni siquiera se molesta en decirle por qué?
Total, que me pongo a buscar en Google. Resulta que, en efecto, el premio existía (eso ya lo sabía de antes), que lo han fallado, y cuando abro el enlace…
¡Resulta que era todo cierto! Tachán. Realmente he ganado el premio MediaLab “Universidad de Granada – Caja Rural” a la Comunicación e Innovación en Medios Digitales. Toma y olé.
Ahora me toca ir desempolvando el traje, y mañana tendré que enterarme de algunos trámites. En primer lugar, a ver cómo le explico al tipo de Caja Rural que no le he respondido porque creía que era un spam; luego a la mujer de la Universidad que me ha enviado la notificación oficial 16 días DESPUÉS de la concesión oficial.
Y luego a ver si alguien me explica por qué me lo han dado. De verdad, no tengo ni idea. Según las normas, las candidaturas las presentan los propios candidatos (aquí), pero yo no he presentado nada. Creo recordar que hace años lo hice (no me lo dieron), pero este año, para nada. ¿Por qué me lo habrán dado? Estoy en ascuas.
Todo es tan raro que casi estoy por creerme este correo que acabo de recibir, sobre no sé qué oro que me ha legado un príncipe de Nigeria. Esperad, voy a pinchar en el enlace y ahora mismo vuelvo. Supongo que la familia real nigeriana será de fiar ¿verdad?