La historia de la persiana rota

La persiana rota
Paciencia, profe

 

Mi Facultad es grande. Y antigua. Imagino que será por eso que dar un parte a Mantenimiento es un poco como pedir cita en la Seguridad Social: siéntate y espera.

En ocasiones son rápidos, otras veces no tanto, en cuyo caso también es como en la Seguridad Social: o conoces a alguien o espera sentado, o puede que las dos cosas. Hará cosa de un año, por ejemplo, una lámpara del laboratorio que coordino se rompió y cayó sobre la mesa del profesor. Afortunadamente no había nadie cuando sucedió, y todo quedó en el susto y en recoger los vidrios rotos. Salvo por un pequeño detalle: un cable se quedó colgado a un par de metros sobre el puesto del profesor. Me dijeron que vendrían a arreglarlo en cuatro meses. Sí, cuatro meses con un cable eléctrico colgando del techo sobre mi mesa de trabajo. Al final la cosa se arregló en menos tiempo, pero sospecho que si mi decana no hubiese intervenido todavía estaría esperando. Lo que sí continúo esperando es ese conjunto de luces LED que me prometieron hace un año. Parece que para Enero próximo va a ser que sí. Vale.

Recientemente tuve otro problemilla con el mantenimiento, en esta ocasión relacionada con mis persianas. Las ventanas de mi despacho tienen dos, y no me di cuenta de lo sucias que estaban hasta que vino alguien a limpiarlas. Quedaron estupendas. Salvo un problemilla: me rompieron una.

Por supuesto, lo primero que pensé es en dar parte a Mantenimiento, cosa que hice. Eso fue el pasado 29 de octubre, el mismo día de la rotura. Como me conozco el paño, me armé de paciencia. Para pasar el rato, se me ocurrió ir contando los días de espera en mi cuenta de Twitter. Y así comenzó el conteo, en la forma de un sencillo hilo de Twitter:

Y como en la antigua canción infantil, pasaron un dos tres, cuatro cinco seis semanas…

Durante este tiempo recibí algunas ideas, unas buenas, otras no tanto. Por ejemplo, alguien me dijo que moviese la mesa para acercarla a la persiana buena. No resultó tan sencillo (tuve que mover todos los muebles del despacho), pero finalmente lo hice y algo se arregló la cosa. Otros me dijeron que la arreglase yo (¡incluso hubo quien se ofreció para arreglarla por mí!), pero aunque he arreglado otras persianas antes, esta es muy suya: está a casi tres metros de altura, la caja está cerrada con tornillos y se mueve con una manivela. Aparte eso, pienso que las cosas de Mantenimiento las tiene que hacer Mantenimiento (que ellos tampoco dan mis clases ¿no?).

El caso es que el contador de días sin persiana llegó a cincuenta y uno cuando, finalmente, me llegó un aviso de Mantenimiento. Bueno, fue una llamada en la que me dijeron que se pasarían de verdad de la buena. Yo puse cara de “me lo creeré cuando lo vea”.

Y justo ayer (día 52), me llega la gran noticia: ¡tengo fecha para la reparación!

¿Cómo lo conseguí? Pues no sé los detalles, pero por lo visto alguien envió un email (no fui yo) diciendo que el pobre profesor Quirantes lleva cincuenta días sin persiana y que se la arreglen ya, porfa. Por lo visto, los mensajes en Twitter han surtido su efecto.

El caso es que, salvo cambio o fuerza mayor, me repararán la persiana el próximo 10 de enero. Por desgracia, estaré haciendo el examen con mis alumnos y, por tanto, me temo que me perderé la ocasión; pero me encantará volver a mi despacho con los exámenes bajo el brazo… y ver mis dos persianas funcionando y mostrando estupendas vistas al edificio de Biológicas. Creo que me tomaré una milnoh para celebrarlo. Mientras tanto, y sólo por si acaso, seguiré con el hilo, modificándolo para indicar también el tiempo que falta. El de hoy tendré que cambiarlo por Día cincuenta y tres. Faltan 20 días para la reparación.

Lo que no sé es qué voy a hacer con la cuenta @persiana_rota que abrí en Twitter. La verdad es que no la he usado mucho, pero ya que está ahí, bueno, no sé… ¿a alguien se le ocurre algo?

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